¡Amigxs, agarren sus palomitas porque esto está más intenso que una telenovela! La Revolución Ciudadana (RC), el movimiento opositor que alguna vez fue el rey de la política ecuatoriana, está viviendo una semana de locura total, con escándalos, deserciones y un liderazgo que parece estar perdiendo el control. Entre expulsiones, peleas internas y un desprestigio que no para, RC está tambaleando como nunca. ¿Se desmorona el correísmo? Te cuento todo el chisme con flow juvenil, sin inventar nada y con puro respeto. ¡Prepárate para el drama!
El novelón de esta semana
La última semana ha sido un golpe tras otro para RC, y cada noticia es más jugosa que la anterior. Aquí va el resumen de los plot twists que han dejado al movimiento al borde del colapso:
Santiago Díaz Asque, fuera por un escándalo heavy: Este peso pesado del correísmo desde 2007 fue expulsado de la bancada tras ser acusado de violar a una niña de 12 años. La denuncia, presentada el 7 de julio de 2025, desató un huracán, y ahora el Gobierno ofrece USD 100,000 por su paradero, porque el tipo está desaparecido. Como si eso no fuera suficiente, días antes, Díaz propuso un proyecto de ley para bajar la edad de consentimiento sexual a 14 años, lo que muchos ven como un intento de cubrirse las espaldas. ¡Un escándalo que pega donde más duele!
Jhajaira Urresta dice “basta” y se va: La asambleísta Jhajaira Urresta, conocida por su lucha tras perder un ojo en las protestas de 2019, abandonó RC el 10 de julio, denunciando “falta de respeto y sororidad”. ¿El detonante? Unos chats donde Luisa González, presidenta de RC, supuestamente la llamó de forma “despectiva y grosera”. Jhajaira dijo que su dignidad fue pisoteada, y aunque González la desafió a mostrar los chats, el daño ya está hecho. ¡Drama puro!
Marcela Aguiñaga juega por su cuenta: La prefecta del Guayas, otra figura clave de RC, decidió acatar una orden del Gobierno que obliga al alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, a suspender una obra vial importante. Esto dejó claro que Marcela pone su carrera y su provincia por encima del movimiento, lo que no cayó nada bien entre los correístas más fieles.
Pabel Muñoz, en la cuerda floja: El alcalde de Quito, también de RC, está en el ojo del huracán por la crisis de agua en el sur de la capital. El Ministerio de Ambiente lo ha criticado duramente, y ahora Muñoz enfrenta rumores de una posible revocatoria de mandato. La “guerra de los tanqueros” está poniendo su liderazgo en jaque.
¿Luisa González pierde el control?
En el centro de este torbellino está Luisa González, la presidenta de RC y excandidata presidencial, quien parece estar luchando contra un incendio que no puede apagar. Los casos de Díaz y Urresta no son solo problemas legales o políticos; son un golpe directo a su liderazgo, que está siendo cuestionado por no manejar bien las relaciones internas. González ha intentado mantener la línea dura, diciendo en un evento en Esmeraldas que “el que no se sienta correísta, está en el movimiento equivocado”. Pero su estrategia de aferrarse a la figura de Rafael Correa, quien sigue dando órdenes desde el extranjero, podría estar hundiendo al movimiento.
Correa, desde su exilio, no suelta las riendas, y su insistencia en que RC gire en torno a él está frenando la renovación de liderazgos. González, que quiere postularse por tercera vez a la Presidencia, sigue usando los eslóganes de Correa como bandera, pero esto parece estar alejando a figuras clave y desanimando a los militantes. Como dice el dicho, “las mentiras tienen patas cortas”, y la idea de que RC puede seguir siendo el mismo movimiento fuerte de antes está empezando a desmoronarse.
¿El fin del correísmo?
No es la primera vez que RC enfrenta crisis. En 2011, la salida de Ruptura de los 25 marcó un quiebre, y en 2017, la “traición” de Lenín Moreno desmanteló gran parte de sus estructuras. Pero esta vez, el problema parece más profundo. Los escándalos de Díaz y Urresta han expuesto una crisis de valores y liderazgo, y la percepción de que RC está más preocupada por mantenerse fiel a Correa que por adaptarse a los nuevos tiempos está costando caro.
La historia del correísmo empieza a parecerse a la de otros movimientos populistas ecuatorianos, como el velasquismo o el bucaramismo, que se desinflaron cuando sus líderes no supieron ceder el paso. Sin nuevos rostros ni ideas frescas, RC podría estar caminando hacia su propio eclipse. ¿Podrá Luisa González sacar al movimiento del hoyo? ¿O es este el principio del fin para el correísmo? Esto está más emocionante que un reality show, y el próximo capítulo promete más sorpresas. ¿Tú qué crees que pasa con RC?