Una tarde sangrienta conmocionó a Guayaquil el 6 de marzo de 2025, cuando dos facciones de la banda criminal Los Tiguerones se enfrentaron en Socio Vivienda 2, dejando un saldo de 22 muertos y un distrito sumido en el miedo. El noroeste de la ciudad, conocido por su peligrosidad, vuelve a ser epicentro de la violencia que azota a Ecuador.
El distrito de Nueva Prosperina, en el noroeste de Guayaquil, se tiñó de rojo la tarde del jueves 6 de marzo de 2025. En el sector de Socio Vivienda 2, una de las zonas más críticas de la ciudad, un grupo de aproximadamente 20 hombres armados con pistolas y fusiles irrumpió desde los cerros circundantes, desatando una masacre que dejó 22 víctimas fatales y tres heridos. Según la Policía Nacional, el ataque fue perpetrado por la facción "Fénix" de Los Tiguerones contra sus rivales "Igualitos", en una disputa por el control territorial y las economías ilícitas como el microtráfico y la extorsión.
Socio Vivienda, originalmente concebido durante el gobierno de Rafael Correa como un proyecto habitacional para familias desalojadas del Estero Salado, se ha transformado con el tiempo en un bastión del crimen organizado. Muchas de las viviendas han sido tomadas por Los Tiguerones, desplazando a sus propietarios originales mediante amenazas y violencia. El barrio, ubicado al extremo sur del distrito Nueva Prosperina —que también incluye circuitos como Monte Sinaí, Flor de Bastión y Fortín—, es un punto estratégico donde convergen grupos como Los Lobos y Los Choneros, aunque Los Tiguerones mantienen el dominio.

La masacre, una de las más violentas en la historia reciente de Guayaquil, ocurrió en tres sectores específicos: Socio Vivienda 2, La Casuarina y la Entrada de la 8. Testigos reportaron escenas de terror, con sicarios irrumpiendo en viviendas y ejecutando a sus objetivos sin piedad. Entre las víctimas se encuentran personas con antecedentes por robo y tráfico de drogas, aunque también hubo civiles atrapados en el fuego cruzado, como Joel Mina, un joven de 22 años cuya abuela, de 68, expresó su angustia: “Vivimos aterrorizados, nadie puede dormir tranquilo aquí”.
El Bloque de Seguridad, compuesto por policías y militares, intervino el 7 de marzo, deteniendo a 14 sospechosos, incluidos dos adolescentes, en un operativo que buscó restablecer el orden. La Policía reforzó cinco puntos de control en la zona para evitar represalias, mientras el Ministerio de Salud cerró temporalmente dos centros médicos en Socio Vivienda por razones de seguridad.
La masacre de Socio Vivienda 2 expone la fragilidad de un proyecto habitacional que, lejos de ser una solución, se convirtió en un foco de violencia extrema. Con más de 670 muertes violentas en la Zona 8 en lo que va de 2025, las autoridades enfrentan el desafío de recuperar el control de Nueva Prosperina, un distrito que alguna vez estuvo entre los más peligrosos del mundo. La pregunta persiste: ¿hasta cuándo durará esta guerra sin fin?