La sede de Revolución Ciudadana (RC) en el centro norte de Quito se convirtió en un escenario de desazón este domingo, mientras los resultados oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE) consolidaban la victoria de Daniel Noboa en la segunda vuelta presidencial. Con el 90,03% de las actas escrutadas, Noboa lideraba con un 55,93% frente al 44,07% de Luisa González, una brecha que, según la presidenta del CNE, Diana Atamaint, era “irreversible”. En medio de gritos de “fraude”, González apareció a las 20:00 para anunciar que no reconoce los resultados y exigió un recuento voto por voto.
“Me niego a creer que exista un pueblo que prefiera la violencia y la mentira”, declaró González ante una militancia encendida, acusando al gobierno de Noboa de perpetrar “el más grotesco fraude electoral” de la historia de Ecuador. Sin nombrarlo directamente, señaló al presidente por no haber pedido licencia, manipular el CNE y el Tribunal Contencioso Electoral (TCE), y usar estados de excepción para facilitar irregularidades. “Once encuestas nos daban la victoria, ningún estudio mostró esta diferencia”, insistió, calificando el escenario como una “dictadura” y prometiendo que RC pedirá abrir las urnas.

El ambiente en la sede reflejaba la frustración. Desde las 17:40, cada actualización del CNE era un golpe para los simpatizantes, que veían desvanecerse la esperanza de un retorno correísta. “Perdemos en Cotopaxi, Tungurahua y toda la Sierra”, murmuraba una mujer mientras comía una humita, rodeada de sillas semivacías y pantallas que proyectaban análisis de “inconsistencias”. Figuras como Paola Pabón, Pabel Muñoz y Diego Borja llegaron pasadas las 19:00, pero su silencio contrastaba con los aplausos tímidos y la retirada gradual de los seguidores. Los animadores pedían no abandonar el lugar, pero muchos optaron por hacer fila para comer, buscando consuelo en un menú de empanadas y café.
La jornada, que movilizó a más de 13,7 millones de votantes, dejó a RC con victorias parciales en solo cuatro provincias: Manabí, Santa Elena, Los Ríos y Sucumbíos. Mientras Noboa celebraba desde Olón, agradeciendo en X a los ecuatorianos por su “valentía”, la negativa de González a aceptar el resultado anticipa un escenario de impugnaciones. En Riobamba, donde el correísmo esperaba un mejor desempeño, la derrota refuerza la narrativa de un país polarizado, con un Noboa fortalecido pero enfrentado a una oposición que no cede.