La tranquilidad de la vía Loja-Cuenca se vio interrumpida la mañana de este 3 de abril de 2025, cuando las autoridades descubrieron los cuerpos sin vida de dos hombres en el puente Consacola. Las víctimas, atadas con cadenas y con evidentes signos de violencia, han desatado una ola de conmoción y temor en la región, mientras la Policía Nacional se moviliza para dar con los responsables de este acto brutal
Entre los fallecidos, uno fue identificado como Emilio S., un hombre con antecedentes por tráfico de drogas que había salido recientemente de prisión. Este detalle ha encendido las alarmas sobre un posible vínculo con el narcotráfico, una hipótesis que los investigadores no descartan. Equipos forenses ya trabajan en el lugar, recolectando evidencias como fragmentos de cadenas y huellas que puedan arrojar luz sobre los autores del hecho. El levantamiento de los cuerpos busca precisar la causa de muerte y el tiempo que transcurrió desde el crimen.
La Policía Nacional ha desplegado una investigación a fondo, priorizando la pista de organizaciones delictivas que operan en el sur del país. La violencia exhibida en el acto sugiere un patrón asociado a disputas entre grupos criminales, un fenómeno que ha ganado terreno en Ecuador en los últimos años. Mientras tanto, la ciudadanía exige respuestas y mayor seguridad en una ruta vital para el comercio y la movilidad, que ahora queda marcada por este episodio sombrío.
Las autoridades locales han prometido reforzar los controles en la vía Loja-Cuenca, especialmente en áreas rurales donde la vigilancia es escasa. El puente Consacola, hasta hoy un símbolo de conexión, se transforma en un recordatorio de los desafíos que enfrenta el país frente al avance de la criminalidad. Los habitantes, aún en shock, piden colaboración ciudadana para identificar a los culpables y recuperar la paz en la región.
A medida que las pesquisas avanzan, este caso pone en el foco la urgencia de fortalecer la presencia del Estado en zonas estratégicas, donde la sombra del crimen organizado amenaza con seguir creciendo. El sur de Ecuador espera justicia y un freno a la violencia que, por ahora, no da tregua.