En pleno agosto, un mes tradicionalmente lluvioso en la región amazónica, las lluvias han cesado inesperadamente, anticipando un estiaje que se esperaba para septiembre o incluso octubre. Este cambio climático abrupto pone en jaque al sector eléctrico del país, que ya venía enfrentando dificultades estructurales y de gestión.
Medidas Emergentes: Central Térmica Flotante y Compra de Energía a Colombia
Para mitigar los efectos del estiaje, el gobierno ha implementado varias medidas urgentes. Entre ellas, destaca la contratación de una central térmica flotante proveniente de Turquía, que comenzará a operar en septiembre. El buque generador, que ya ha llegado al país, ha generado controversia y una investigación hacia el ministro de Energía, ya que su puntualidad contrasta con la tendencia histórica de retrasos en la administración pública.
Adicionalmente, las autoridades compraron electricidad de Colombia anticipadamente, incluso cuando las lluvias eran abundantes, para mantener llenos los embalses nacionales. Esta medida busca evitar una repetición del año anterior, cuando se exportó energía a Colombia y los embalses se vaciaron, lo que agravó el racionamiento durante el estiaje.
Desafíos Persistentes: Necesidad de 1.080 MW Adicionales
El Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) ha calculado que Ecuador necesita 1.080 MW adicionales para evitar apagones y reducir la dependencia de las importaciones. Actualmente, el país cuenta con 500 MW provenientes de Colombia y 100 MW de la nueva central flotante. Sin embargo, aún falta contratar y generar 480 MW adicionales para cubrir la demanda. A finales de julio, se contrataron 238 MW en plantas térmicas, aunque estas tardarán varios meses en estar operativas.
El 13 de agosto, el Cenace informó que se requerirán $1.012,5 millones para adquirir 810 MW de generación termoeléctrica firme. Al día siguiente, el presidente emitió un decreto que ordena al ministro de Energía ejecutar las acciones necesarias para enfrentar el estiaje, y al ministro de Finanzas asignar los recursos necesarios.
Proyectos a Largo Plazo y Reingeniería del Sistema
Además de las medidas inmediatas, existen otros proyectos en marcha que podrían contribuir a la estabilidad del sistema eléctrico a largo plazo. Estos incluyen la finalización de la hidroeléctrica Toachi-Pilatón, que lleva una década en construcción; la reparación de los equipos de TermoMachala; y la instalación de una central a gas que fue importada y luego abandonada.
Otro aspecto crítico es la creación de un fideicomiso de rentas para las distribuidoras eléctricas, lo que permitiría avanzar con las centrales solares y eólicas autorizadas. Actualmente, los inversionistas se muestran reacios a continuar debido a las deudas que las distribuidoras mantienen con la estatal CNEL, ascendiendo a $500 millones.
Una propuesta que podría rendir resultados inmediatos es permitir a la empresa privada invertir en sus propias plantas eléctricas de emergencia, liberando electricidad para el consumo residencial durante los picos de demanda. Sin embargo, esta medida aún no se ha concretado.
La Necesidad de una Reingeniería Integral
El estiaje anticipado ha expuesto las vulnerabilidades del sistema eléctrico ecuatoriano, evidenciando la necesidad de una reingeniería integral. Además de generar energía suficiente para los usuarios actuales, es imperativo expandir la red de distribución para llegar a más poblaciones y empresas, rehabilitar las líneas de transmisión, y revisar el pliego tarifario, que muchos consideran obsoleto y problemático.