Donald Trump firmó este sábado 1 de marzo de 2025 una orden ejecutiva que establece el inglés como idioma oficial de Estados Unidos, una decisión sin precedentes que revoca medidas multilingües y reaviva el debate sobre la diversidad en un país donde se hablan más de 350 lenguas.
"Un idioma designado a nivel nacional es el núcleo de una sociedad unida y cohesionada", afirmó Trump al rubricar la orden, destacando que la Declaración de Independencia y la Constitución fueron escritas en inglés. Sin embargo, ninguna ley federal había establecido un idioma oficial hasta ahora. En EE.UU., aunque el inglés predomina, el censo registra más de 350 idiomas, con el español como el segundo más hablado.
La medida anula una directiva de 2000 del gobierno de Bill Clinton, que obligaba a las agencias federales a ofrecer servicios en otros idiomas para personas con dominio limitado del inglés. Trump argumentó que hablar inglés "abre puertas económicamente", fomenta la integración comunitaria y permite "lograr el sueño americano". "Establecer el inglés como idioma oficial agilizará la comunicación y reforzará los valores nacionales compartidos", añadió.

La decisión llega en un contexto de creciente diversidad lingüística: un estudio de 2022 de la Oficina del Censo reveló que 68 millones de personas (uno de cada cinco estadounidenses) hablan una lengua distinta al inglés en casa, aunque los monolingües en inglés aumentaron de 187 millones en 1980 a 241 millones en 2019. Trump, quien asumió su segundo mandato el 20 de enero de 2025, ha mostrado posturas hostiles al multilingüismo, como eliminar la página en español de la web de la Casa Blanca en ambos períodos (2017-2021 y 2025) y criticar a rivales por usar otros idiomas, como cuando en 2015 reprochó a Jeb Bush: "En este país hablamos inglés, no español".
En la campaña de 2024, Trump vinculó el tema a la migración, afirmando que llegan "lenguas que nadie en este país ha oído hablar", calificándolo de "espantoso". La orden ejecutiva podría impactar a comunidades latinas y otras minorías, incluyendo a los millones de ecuatorianos residentes en EE.UU., quienes a menudo dependen de servicios bilingües.
Con esta orden, Trump busca consolidar una visión de unidad nacional basada en el inglés, pero despierta críticas en un país diverso donde el español y otras lenguas son parte del día a día. La medida promete generar controversia mientras redefine la identidad estadounidense.