El fin de semana del 17 y 18 de agosto de 2024 estuvo marcado por una serie de incidentes violentos que dejaron al menos once personas fallecidas en varias localidades de Ecuador. La violencia, que ha sacudido al país en los últimos tiempos, se reflejó trágicamente en los eventos ocurridos en Los Ríos, Quito y Manabí.
En el sector de Solanda, al sur de Quito, un ataque armado desató el pánico el domingo. Según los videos compartidos en redes sociales, varios individuos en motocicletas abrieron fuego contra un grupo de jóvenes, resultando en la muerte de tres personas y heridas a otras dos. Paola Suárez, jefa del Distrito Eloy Alfaro de la Policía Nacional, confirmó que dos de las víctimas fallecieron en el lugar del ataque, mientras que la tercera murió en el hospital debido a la gravedad de sus heridas. Las víctimas, de entre 20 y 23 años, permanecen sin una motivación clara detrás del ataque, y las autoridades están investigando el caso.
En la parroquia Febres Cordero de Babahoyo, en la provincia de Los Ríos, se encontraron cuatro cuerpos sin vida en una zona rural. Las víctimas, tres hombres y una mujer, presentaban cortes y estaban amarradas. La Policía Nacional recibió la alerta mientras realizaba un patrullaje y encontró los cuerpos envueltos en sábanas entre la maleza. Las primeras investigaciones sugieren que los asesinatos ocurrieron durante el toque de queda establecido en la provincia para controlar la violencia.
La violencia también golpeó a la provincia de Manabí, donde se reportaron varios asesinatos. En el cantón San Vicente, dos personas fueron asesinadas dentro de un autobús. En Manta, dos hombres murieron en distintos ataques: uno frente a una tienda en Eloy Alfaro y el otro en el exterior de una vivienda.
Además, en la provincia de El Oro, un ataque con explosivos destruyó un muelle y quemó varias embarcaciones en un aparente enfrentamiento entre facciones de delincuentes. La creciente violencia en Ecuador, atribuida a grupos de delincuencia organizada involucrados en narcotráfico y minería ilegal, ha convertido al país en el más violento de la región en 2023, con una tasa de 47,2 asesinatos por cada 100.000 habitantes.
Este sombrío panorama resalta la urgente necesidad de abordar la violencia y el crimen organizado en el país, mientras las autoridades continúan su lucha para restaurar la seguridad y el orden.